Nada ni nadie es más importante que la fe sobrenatural revelada por el Espíritu de Dios al ser humano. Tan enorme es su importancia que la Biblia no sólo la coloca como único puente de unión con Dios; sino como única herramienta de Salvación eterna: “…mas el justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4). Sobre la importancia de esa fe también está escrito que “Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma” (Hebreos 10:38). La fe sobrenatural es la revelación personal de Dios a los llamados y escogidos para su salvación. Ella es el poder de Dios, en forma de energía, para ser usada como instrumento de salvación del alma en este mundo y, sobre todo, en la eternidad.
Es bueno saber que la fe revelada es una herramienta indispensable en la salvación. Y, como herramienta, debe ser practicada, usada. De lo contrario, no se garantiza nada.
¡La fe revelada, cuando no se pone en práctica, es como un cuerpo sin espíritu, no tiene ninguna intensidad! No produce ningún efecto positivo, al contrario, aumenta mucho la carga religiosa e inoperante.
La fe revelada, pero no practicada, ha generado la hipocresía en el medio religioso. El Señor la llamó levadura de los fariseos. Una especie de paja en medio del trigo. “Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos” (Mateo 16:6).
Los escribas y fariseos hipócritas fueron denunciados por el Señor Jesús como enemigos número uno de la fe practicada. Ellos eran tenidos como profesionales de la religión oficial, maestros en la fe judaica, ¡sólo que no la practicaban!
La fe sobrenatural revelada es como un músculo del cuerpo humano que, si no se usa, se atrofia; queda flácido e ineficaz. Dios nos ha dado la herramienta de la salvación, pero cabe a nosotros desarrollarla a través de la práctica continua hasta la muerte. De lo contrario, no hay salvación.
Dios los bendiga a todos.
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